El patrimonio arquitectónico de Madrid que dijo adiós en la Guerra Civil
La historiadora María Andrés Urtasun recoge en el libro Arquitectura perdida. Madrid (1931-1939) un completo listado de los edificios perdidos en los años anteriores y durante la contienda española
El País y Memoria y Civilización de la Universidad de Navarra.
Aunque lejos de lo que ocurrió en Varsovia o Dresde tras la segunda Guerra Mundial, Madrid también sufrió una importante degradación de su patrimonio arquitectónico en los años que rodearon la Guerra Civil española. Concretamente, según un informe del Ministerio de Obras Públicas de la República, sólo entre 1936 y 1937, el 39% de los edificios protegidos (3.178 de casi 8.000) estaban deteriorados, otros 219 semidestruidos y 146 más totalmente arrasados.
Este documento y otros muchos han servido de bibliografía a la historiadora María Andrés Urtasun para la publicación del libro Arquitectura perdida. Madrid (1931-1939), editado el pasado año por Y Editorial y que recoge un listado de las obras devastadas en esta época en toda la Comunidad de Madrid.
Tras 15 años de investigación, la autora hace un recorrido, documentado con un numeroso material gráfico, por los diferentes años de este periodo, comenzando por las iglesias quemadas a lo largo de la Segunda República. Cabe destacar que los daños sufridos entre 1931 y 1936 tuvieron un matiz destructivo en gran parte y, al estallar la guerra, se sumaron las destrucciones provocadas por los disparos de la artillería nacional emplazada al noroeste de Madrid.
De esta manera, al comenzar la contienda, resultaron arrasadas iglesias como las de San Cayetano, San Andrés, San Luis y la basílica de San Isidro. La destrucción comenzó a reducirse a comienzos del 37, para pasar a los saqueos de edificios abandonados, por culpa de la necesidad vivida en la época. Por otro lado, el bando republicano ocupaba muchos de los edificios históricos para refugiarse, por lo que fueron objetivos de disparos nacionales.
El libro también se detiene en la arquitectura de la provincia, que afortunadamente no padeció la destrucción de la capital. Sin embargo, sufrieron el abandono, o la utilización de diferentes edificios arquitectónicos como puntos de observación o de almacén de armamento defensivo, que los convertía en objetivo militar.
No es cuestión de bandos
Como relata la propia autora en la introducción, este libro no pretende culpabilizar a un bando u otro de la destrucción del patrimonio arquietctónico, que los expertos calculan en un 40% del patrimonio. “La historia del arte español perdido en la guerra es un tema abordado de manera parcial por muchos autores, siendo pocas las obras monográficas existentes”, explica.
De esta manera, encontramos iglesias incendiadas por el bando republicano -como la de San Luis, en la calle de la Montera, muy cerca de la Puerta del Sol-, palacios arrasados por las bombas franquistas -como el del Marqués de la Torrecilla, en la calle de Alcalá-, o en mitad del fuego cruzado -la Casa de Velázquez, en la Ciudad Universitaria, por ejemplo-.
Sea como fuera, hay edificios que se perdieron para siempre en medio de esta contienda, como la Cárcel Modelo de Madrid, que hoy ocupa el Cuartel General del Ejército del Aire, o el palacete que acogió la sede del Instituto Nacional de Higiene Alfonso XIII, que en la actualidad es la sede del Rectorado de la Universidad Complutense.